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ENTREVISTAS EN EL CEMENTERIO - n°1

Actualizado: 13 feb 2022

EL POETA GARZA DE LOS DOLORES ENTREVISTA AL POETA ULISES DE LOS MONICONGOS EN EL CEMENTERIO DE BARROS ARANA - AÑO 2020


G: Podría preguntarte muchas cosas hoy, pero quiero ir al grano. Hay algo muy grave que está sucediendo en la creación poética de la juventud. Algo que tú has visto, que todos han visto y ven, por ello me gustaría que hablaras del pensamiento artístico y del trabajo detrás de la escritura en las generaciones modernas.


U: Yo creo que uno de los grandes problemas de la literatura actual, o de la poesía actual, es el abandono de la belleza y el desinterés por la verdad. Me parece realmente extraño que haya caído en la ruina la esencia de este oficio y haya sido reemplazada por la repetición o la ingenua muestra de necesidad.

Mucho se ha dicho, mucho se ha contado, y los poemas cada vez parecen más idénticos, no importa ya la originalidad y eso es un error tremendo. Es innegable que siempre han existido lugares comunes o referencias demasiado obvias, incluso podríamos dudar de la idea de la originalidad, pero lo que digo es que actualmente se ha exacerbado demasiado esta práctica, hasta el punto de ser imposible la diferenciación de uno u otro autor.

Hoy los poetas que hacen una búsqueda de la belleza o del éxtasis, se han dormido o son muy pocos. La incursión en la verdad escasea, quizás ya no hay valor en buscar aquello que no se puede decir, y parezca más atractiva la idea de decir lo que alguien quiere escuchar. Y creo que de cierta manera esa es una falta muy grave a la poesía, porque pese a que la poesía puede estar a favor de la verdad, siempre debe buscar lo que está más allá y saber que la verdad no existe, que todo simplemente es una ilusión del lenguaje o una maquinación del poder. La poesía debe ser el fuego que haga arder la oscuridad.


G: Vaya ese es un juicio bastante certero de las cosas que suceden en la poesía, sobre todo con la que no busca ir más allá, sino que retrata aquello que vemos a simple vista. En este sentido hay algo que discutir en cuanto a la sentimentalidad que hay en un poema, ¿cómo crees que los sentimientos se reflejan en la poesía actualmente?



U: Hoy los sentimientos están muy desvalorizados, sobre todo por la incursión pobre en el lenguaje y el asombro. Le falta a las sensaciones un poco más de carisma y riesgo. Creo que el sentimiento del horror es un sentir muy fuerte que no ha sabido ser dicho, sobre todo porque se ha perdido la costumbre de hablar sobre el horror, esa sensación que permanece y rompe la mente de los que buscan. Se ha conservado sin embargo la ira, pero es un sentimiento demasiado peligroso, no tan solo por sus efectos en quién lo experimenta, sino también porque, lamentablemente la ira radical, no intencionada ni racionalizada, sufre de una carencia estética, pues está ausente en ella la belleza, aun cuando la ira y la belleza provienen de la misma esencia. Ambas están a su vez dentro de la violencia, trascendiendo y transformándose en una acción del sentir.

Con esto no quiero hacer una apología a la violencia, a lo que me refiero es que el lenguaje toma la violencia y puede generar un artefacto bello, y más allá del artefacto, puede crear una instancia del sentir, una esencia con la que yo me pueda concebir atormentado. La poesía siempre va a ser sentimental, independiente de que el poema sea bueno o sea malo, o si nos gusta o no la manera en que se escribe, pero hay que escuchar con la emoción y emprender una búsqueda con esa fibra que rompe lo posible, y ahí está la poesía, en ese escribir lo inexplicable. El sentimiento es mayor que la palabra.


G: Quiero preguntar acerca del oficio, de cómo el poeta resiste ante un universo que le pide que escriba pero que no lo quiere escribiendo.


U: Es difícil ser fracasado, porque hay que ser miserable, y nadie quiere abrazar esos títulos. Todos te ven como un vago, como un mierda, un hombre que está ahí, sin hacer nada, un desempleado holgazán. La poesía es una malandrina que se ríe de nosotros. Creo que el oficio del poeta es un oficio del fracaso. El triunfo le quita la gracia a la poesía. ¿Pero qué se yo de triunfos? Solo hablo de lo que mejor conozco, nada más.


G: ¿Crees en la libertad del poeta? ¿Se debe perseguir la libertad en la poesía?


U: Yo creo que el ser humano por ser cómo es no puede ser libre. Lastimosamente, pese a que nos pensemos en ese estado supremo, siempre vamos a estar bajo el ojo de alguien que nos esté encarcelando. El poeta es humano, por lo tanto siempre será un esclavo, puede escribir de la libertad, pero aquella es solo otra ilusión, así como la verdad, lamentablemente.


G: Ante esta irrealidad ¿Cuál es el rol del poeta en la sociedad?


U: Yo creo que el rol del poeta en la sociedad es buscar la verdad, aunque no exista, y recrearla en el mito, para que las personas crean en lo imposible, o para dar esperanza, o desesperanza tal vez. El poeta es como el actor de circo pobre, está ahí para divertir, para escuchar el aplauso y llorar. El poeta jamás podrá cambiar el mundo con su trabajo, solo puede permitirse ser escuchado por aquellos que en algún momento lo desearon oír. Luego está lo terrible, está el silencio.


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A la izquierda el poeta Garza de los Dolores, a la derecha el poeta Ulises de los Monicongos

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